Lo que nos quiere decir esta frase es que no debemos medir nuestra vida por la rutina, por las cosas que hacemos cotidianamente, sino por los sobresaltos, las sorpresas, los puntos de inflexión que nos ocurren muy de vez en cuando.
Es que esos momentos son los que marcan nuestra vida, los que nos definen, los que nos hacen ver las cosas desde un nuevo punto de vista. Por eso son tan importantes, por eso nos dejan sin aliento.
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